Esa
fuerza que te impulsa a accionar como no sos, que te lleva a donde no estás
acostumbrado a ir, que te busca aunque te des vuelta y corras, que no tiene ninguna
clase de explicación, no utiliza eso que se algunos llaman “razón”.
Que te da ganas de tener la presencia de alguien semejante a uno al lado,
sentir su calor, y solo mirar a la otra persona cual cachorro.
Que te de ganas de destruir a cada uno de los seres vivos de este mundo, no
tendrías piedad de hacerlo, sos tan valiente cual tigre.
Que te fomenta a sufrir a más no poder, a sentir dolores inalcanzables, que te
fomenta a disfrutar cada preciado momento de esta vida y dar más amor del que
recibís.
Somos tan simples como los animales, y tan complicados como ellos.
Cada impulso, cada acto que se siente con el alma y el cuerpo y no se piensa, nos
acerca más a ellos. Son las mejores actitudes, con las que a otros se deja
perplejo.