lunes, 5 de noviembre de 2012

El hombre duplicado - José Saramago


“Siendo así, lo mejor es que vuelva a casa”
“Si no te importa llévame hasta la puerta, luego ya me las arreglaré”
“¿No quieres subir?”
“Nunca me habías invitado”
“Estoy invitándote ahora”
“Gracias pero no debo aceptar”
“¿Por qué?”
“Porque tampoco es saludable para el espíritu compartir intimidad con el sentido común, comer en la misma mesa, dormir en la misma cama, llevarlo al trabajo, pedirle su aprobación o consentimiento antes de dar un paso, algo tendréis que arriesgar por cuenta propia
“¿A quién te refieres?”
A todos vosotros, al género humano