Vivimos para crear, mostrar todo nuestro potencial, hacer que todo lo que tenemos en nuestra mente se vuelva material. Vivimos para aprender, caer si hace falta más de una vez. Vivimos para sentir, para disfrutar al ver, tocar u oir, aunque sería hipócrita si no dijera que vivimos también para sufrir. Vivimos para amar con todas nuestras fuerzas, ayudar a los demás y esperar si algunos lo regresan. Vivimos para meditar cuantas veces sea necesario y reaccionar en menos de un segundo si tu corazón dice lo contrario.
Queda en vos pensar que "Vivimos para morir" en vez de "Nacimos para vivir".
Recorriendo su camino, iba él con un abrigo,
pensando en el río, aunque la ciudad era su nido. Ella desconcentrada, caminaba
sin prisa, salió a despejar su alma.
Él la vió, mejor dicho, la volvió a ver, y en un segundo volvió a recordar como
se sentía tocar su piel. Ella se dio cuenta y se dio vuelta, era imposible
olvidar su perfume, mostró una sonrisa, y le hizo una seña que lo confunde.
Empezaron a hablar sin presentarse, siempre fueron así, a la ida y al marcharse.
Eran uno, siempre lo fueron sin saberlo, el destino a su antojo acomodaba los
reencuentros. Del beso en los labios al despedirse pasaron a la mejilla, no
hubo un “chau”, un “hasta luego”, seguramente se encontrarán de nuevo.
-“¿Cómo te llamabas?”
-“¿Eso importa?”
Vivimos para crear, mostrar todo nuestro potencial, hacer que todo lo que tenemos en nuestra mente se vuelva material. Vivimos para aprender, caer si hace falta más de una vez. Vivimos para sentir, para disfrutar al ver, tocar u oir, aunque sería hipócrita si no dijera que vivimos también para sufrir. Vivimos para amar con todas nuestras fuerzas, ayudar a los demás y esperar si algunos lo regresan. Vivimos para meditar cuantas veces sea necesario y reaccionar en menos de un segundo si tu corazón dice lo contrario.