Que podías estar horas sin sonreír y a oscuras, que en la calle tirabas basura.

Pero te vi y eras invierno, eras el mejor libro con su hermoso cuaderno, la mejor canción y sintonía, el viento soplaba y no había heridas que ardían. Quise, te juro que quise odiarte, pero por más que intenté, mi corazón no quiso final, siempre puso un punto y aparte.