martes, 30 de octubre de 2012
Felicidad albédrica
martes, 23 de octubre de 2012
Final Abierto
Eso es lo que decidieron, sin mediar palabras se dieron un tiempo. Creyeron que eso podría sanar las heridas que todavía no aparecieron, que era para entender un poco más en que situación cayeron.
Ellos solían ser uno cada tanto, no encontraban una explicación a ese loco amor que los atraía con su canto, esperaron a que amanezca y decidieron cambiar de rumbo su vida, obviamente duró poco y no resultó un viaje de ida.
Poco a poco sus manos se encontraron, el la agarró de la cintura y ella rozó sus labios, sintieron que esto era algo fuerte, no se equivocaron,con ese atardecer encontraron la suerte.
Ellos solían ser uno cada tanto, no encontraban una explicación a ese loco amor que los atraía con su canto, esperaron a que amanezca y decidieron cambiar de rumbo su vida, obviamente duró poco y no resultó un viaje de ida.
Poco a poco sus manos se encontraron, el la agarró de la cintura y ella rozó sus labios, sintieron que esto era algo fuerte, no se equivocaron,con ese atardecer encontraron la suerte.
lunes, 22 de octubre de 2012
martes, 2 de octubre de 2012
Creando creencias
Ella,
siempre única, siempre lista para lo que se presente, su sonrisa era su arma y sus
labios algo ardiente. Él, mucha
meditación, en cuanto a su vida parecía una canción, sus brazos la protección
de ella y su campera el conejo de la galera.
No tenían mucho y no perdían nada, solo se aventuraban y veían que pasaba. Creían que la realidad era mejor que cualquier historia de hadas, porque lo de ellos era verdadero y a cualquier cuento le ganaban.
Se lo tomaron como religión, algo de lo que había que tener razón, no se podía dudar de su existencia, lo terminaron inculcando como una creencia. Ese primer beso lo tomaron como el inicio, de ese religioso amor, que se convirtió en un vicio.
No tenían mucho y no perdían nada, solo se aventuraban y veían que pasaba. Creían que la realidad era mejor que cualquier historia de hadas, porque lo de ellos era verdadero y a cualquier cuento le ganaban.
Se lo tomaron como religión, algo de lo que había que tener razón, no se podía dudar de su existencia, lo terminaron inculcando como una creencia. Ese primer beso lo tomaron como el inicio, de ese religioso amor, que se convirtió en un vicio.
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